EL PARRICIDA QUE AMABA A SUS PERROS Y NO A SUS HIJAS
«Las situaciones que
viven las personas a veces son límite"
—intentó justificarse
Asesinó a sus dos hijas de 4 y 9 años de edad, solo para
causarle el mas imborrable dolor a su madre.
David Oubrel Renedo,
de 40 años de edad asesino a sangre fría
a sus hijas de 4 y 9 años con una Sierra
radial con el cual las hirió en el cuello
infringiendo heridas letales. Y ese mismo día quiso suicidarse, los hechos ocurrieron
en su casa en Moraña, Pontevedra, España.
El parricida habría comprado el arma homicida (sierra de
construcción) y planeado el brutal
crimen contra sus hijas un día antes de entregarlas a su ex esposa Rocío
Vieites ya que compartían la custodia de
sus hijas.
El matrimonio se había separado tras iniciar él otra
relación con un hombre hace casi 4 años.
Al parecer, el detenido hizo llegar una carta a su exesposa en la que
podría desvelar sus intenciones con las niñas.
Llegados de la familia de la víctima explicaban que el
supuesto parricida pudo también avisar por teléfono a su actual pareja
sentimental y que este también dio de inmediato la voz de alerta a las
autoridades.
La Guardia Civil investiga ahora si el hombre actuó movido
por algún tipo de venganza o resentimiento hacia su exmujer, con quien
mantendría, según los vecinos, una relación turbulenta desde esta ruptura. Esta
es una de las hipótesis que barajan las fuerzas de seguridad y los vecinos
confirmaron la mala relación entre ambos ex cónyuges.
Lo que sí confirman
fuentes conocedoras del caso, es que en torno a las once de la mañana, un particular
se puso en contacto con la centralita del Centro Operativo de Servicios (COS)
de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra para avisar del doble
crimen.
Cuando llegaron a la
vivienda del presunto parricida, los agentes y los servicios médicos se
encontraron ya allí con varios familiares de las dos víctimas y a las niñas, ya
fallecidas.
A David Oubel, muy conocido en todo el municipio así como en
el ayuntamiento de Caldas en donde regenta una inmobiliaria, lo hallaron
encerrado en el baño. Cuando lograron acceder hasta él comprobaron que se había
autolesionado, aparentemente tras haber intentado quitarse la vida.
Fue evacuado inmediatamente al Hospital Montecelo de
Pontevedra, en donde fue atendido en el servicio de Urgencias. Se le realizaron
varias analíticas, dado que
según fuentes médicas, cuando llegó presentaba síntomas evidentes de haber ingerido algo de alcohol y también pastillas. Cuando entró en Urgencias estaba medio adormilado.
según fuentes médicas, cuando llegó presentaba síntomas evidentes de haber ingerido algo de alcohol y también pastillas. Cuando entró en Urgencias estaba medio adormilado.
Cuando despertó hubo quien se atrevió a preguntarle si se acordaba de
algo de lo que había hecho, respondiendo que «no se acordaba bien» de lo
sucedido. Allí no dijo nada más.
Las
heridas que presentaba, una en cada muñeca como si hubiera intentado cortarse
las venas y otra en el cuello, resultaron ser más superficiales de lo que se pensaba inicialmente y ya por la
tarde fue dado de alta, siendo trasladado a los calabozos de la Comandancia de
Pontevedra
“Las paredes se llenaron de sangre»
El dia 31 de julio del 2015, según las fuentes consultadas hablan
de que la vivienda en la que se produjo el crimen es moderna, recientemente
reformada.
Una fotografía que
contrasta con la de la habitación donde se cree que David Oubel pudo haber
degollado a sus dos hijas de 4 y 9 años, cuyas paredes quedaron salpicadas de
sangre.
El padre de las pequeñas estaba oculto en un aseo cuya
puerta tuvo que ser derribada. Yacía en
la bañera, al parecer, aturdido y con heridas, aparentemente auto infligidas en
muñecas y brazos, junto con otra superficial en el lateral del cuello. Le
cubría un líquido color rojizo oscuro, agua ensangrentada, hasta la mitad del
pecho y las piernas», rodeado de una botella de ginebra y pastillas. Junto a él estaba la sierra radial tirada.
No dijo nada que se le entendiese; se encontraba en estado de semiinconsciencia
Lo creyeron muerto hasta que, sacados de su
error, le pidieron que levantase las manos y les acompañase. Ya era el
principal sospechoso. Uno de los
agentes recordó cómo, con absoluta frialdad, Oubel le pidió «que no le gritara
porque le había escuchado perfectamente».
EL MATRIMONIO
Quince años de convivencia. David Oubel y su esposa Rocío
Vieites establecieron su domicilio familiar en el lugar de O Casal, en San
Martiño de Laxe (Moraña), a escasa distancia de la vivienda en la que reside la
madre de esta última.
Con el paso del tiempo nacieron las dos pequeñas, Candela,
de 9 años, y Amaia, de 4. Durante la convivencia, oficialmente, no se tuvo
constancia de problemas graves de pareja, ni de denuncias previas.
LA SEPARACIÓN
Abrupta, traumatica y
sorpresiva.
la separación se produjo a instancia de David Oubel, quien
inició una relación sentimental con otro hombre.
A partir de entonces, supuestamente, la relación entre Rocío
Vieites y su familia con el supuesto parricida se tensó.
La homosexualidad de David Oubel fue un bombazo en Moraña y
en Caldas, dos poblaciones pequeñas. Los amigos de la pareja recibieron esos
días mensajes contradictorios de David y Rocío, ya enfrentados.
Oubel decidió
irlos llamando por teléfono. Con uno de ellos quedó en Caldas. Sentados en una
mesa le confesó que era gay y que se había enamorado de un vecino de Cuntis, un
pueblo cercano.
Este amigo le dijo que le parecía bien, pero que pudo haber
salido antes del armario si lo sabía desde hace tiempo para evitar el daño a su
mujer. Oubel no encajó bien el reproche: le retiró el saludo.
Distintas fuentes apuntaron que, desde aquel momento, el
entorno de la madre de Amaia y Candela comenzó a descalificar el cambio de vida
del que hasta entonces había sido su marido.
Aparente normalidad.
El morañés, su novio
y las dos niñas fueron vistos este domingo por el entorno de la carballeira de
Santa Lucía donde se celebraba la Fiesta do Carneiro o Espeto poco antes de que
acudiesen a las celebraciones de cumpleaños de un familiar.
Igualmente, a lo
largo de esta última semana, se le pudo ver en distintos momentos disfrutando
de la compañía de las pequeñas. «Era un día normal como cualquier otro»
EL DIA DEL CRIMEN
Y llegó el último día
de julio. Vecinos de San Martiño de Laxe afirmaron que esa mañana vieron a
David Oubel paseando con sus dos hijas. Sobre las diez de la mañana, como ya
había pasado en varias ocasiones anteriores,
la música comenzó a sonar muy fuerte.
Una hora y media más
tarde, aproximadamente, el silencio se apoderó de la casa.
Se sospecha que fue,
en algún momento de ese período de tiempo, cuando se produjeron las muertes.
Pocos minutos
después, sobre el mediodía, la Guardia Civil localizó los cuerpos sin vida de
las niñas y al propio David Oubel en el baño.
El viernes por la mañana, un día antes de que tuviera que devolver a
las niñas tras 15 días bajo su cuidado, la enchufó y le dio al interruptor. El
domingo, Candela, la autora de la mejor pintura de Horatio, habría hecho la
Primera Comunión.
PERFIL PSICOLÓGICO
No parece un enfermo
mental, sino alguien absolutamente consciente»
Se creía superior»
«Él siempre se creyó
superior a ella y a su familia y, con razón, a sus padres nunca le gustó la
forma de tratarla; era muy dominante y muy presumido, pero a Rocío se la veía
muy enamorada.
Entre el vecindario
nadie le tenía simpatía y no caía bien, porque protestaba si uno aparcaba aquí
o allá, pero la verdad es que no podíamos pensar en este horrible final, a
pesar de que la había amenazado con hacerle daño. Pero ella nunca llegó a darle
importancia y pensaba que eran sólo arrebatos»
él cambió sus
amistades de toda la vida por otras relacionadas con su trabajo y su afición
por los perros. En este círculo llegó a formar parte en la organización de
competiciones caninas como jurado.
Individuo soberbio y agresivo que en el pasado
ya había dejado evidencias de su compleja personalidad atacando a una médica.
David Oubel estuvo
bromeando e incluso habría aludido, entre risas, a la posibilidad de cortar una
mano del vendedor de la sierra.
Esta falta de empatía,
de sensibilidad ante el crimen, quedó de manifiesto en otros momentos de las
testificales. Un agente de la Policía Judicial de Cambados relató cómo el
acusado, una vez se le leyeron sus derechos, preguntó «a quién había que matar
para que le dieran un cigarro».
Otro testimonio puso
de manifiesto que, durante su estancia en el hospital, «hacía bromas con la
situación». Nada que ver con la pesadumbre exhibida ayer en la sala.
¿Son plenamente
conscientes de lo que van a hacer?
-Absolutamente
conscientes, absolutamente conscientes. No son conductas mediadas por un
síntoma psicopatológico, porque hay una capacidad de planificación y una
estrategia. Por lo tanto hay una responsabilidad en principio, salvo que se
demuestre lo contrario, absolutamente total. En la historia de esta persona hay
dos antecedentes de agresión a una médico y a su exmujer, por lo que se ha
publicado, y es que hay dos rasgos significativos en este tipo de
personalidades, la bajísima tolerancia a la frustración, que desencadena
conductas en cortocircuito que les lleva a una conducta totalmente
desproporcionada frente a la frustración; y el otro es la falta de empatía. Una
persona capaz de matar a las niñas con una radial no tiene la más mínima
capacidad de ponerse en el sitio de ellas.
-¿Refleja algo el
hecho de que haya comprado el arma, o que el crimen fuese un día antes de
entregar a las niñas a su madre?
-El que utilice un
método tan cruento apunta a una agresividad y una violencia contenida de este
hombre tremenda, porque no busca matar, sino destruir. Si tuviese otras
características parecería psicótico, como si una voz le dijese que tiene que
destruirlas, pero no habiendo en principio ninguna información acerca de que
pueda sufrir esa patología, es lo que diría.
-Son comunes los
intentos fallidos de suicidio después en estos casos, ¿son intentos falsos?
-No, es real dentro de
la impulsividad totalmente descabalada.
-¿Puede el presunto
parricida haber sido buen padre?
-Puede haber sido buen
padre, salvo cuando le tocan esa frustración. En ese momento pasa de ser un
padre aceptable a un asesino, pero no necesariamente tiene que estar
permanentemente alterado, si no tiene ninguna frustración. Y ese es otro dato
que apunta a que no es una enfermedad mental en sentido estricto, porque un
enfermo mental no puede llevar una vida normal.
-¿El hecho de
difundirse su condición sexual pudo ser un desencadenante?
-No lo sé, pero ya
estaba separado y la amenaza a su mujer era de antes, no creo que pueda haber
sido un desencadenante.
Amaba a sus ´perros
En los últimos tiempos David Oubel se había desprendido de
sus perros hasta quedarse con sólo uno, con el que solían jugar las niñas.
Cuando el agente inmobiliario no estaba en casa o hacía algún viaje del animal
se encargaba su vecino. El parricida de Moraña se había iniciado en el mundo de
las competiciones caninas hace unos ocho años, al regalarle un amigo al recién
nacido Horatio y resultar el perro un figura. Tuvo otros bulldogs -Indira y
Napoleón-, se pasó más tarde a la raza boston terrier -Grace Kelly Glamour y
Harpagon Duke Diamond entre otros- y últimamente paseaba por los rings a
affenpinschers y welsh corgis. Varios de sus perros subieron al podio pero
ninguno al cajón más alto como Horatio.
La casa es un fiel reflejo de esa personalidad minuciosa y
refinada que le adjudican a David Oubel: una perfecta armonía entre la piedra
rústica y la decoración vanguardista.
La vivienda, que el parricida restauró hace un lustro, retrata a un inquilino de alto poder adquisitivo: 420 metros, tres habitaciones, dos baños, chimenea, calefacción por suelo radiante y vistas a las montaña entre otras virguerías. Fuera hay un agradable jardín de 600 metros, garaje y «piscina para niños», según él mismo destacó en el anuncio por palabras que publicó ofreciéndola en venta por medio millón de euros el 14 de julio. Dos semanas después (viernes, 31 de julio) asesinaría (presuntamente) a las niñas para las que hizo construir esa piscina, sus propias hijas: Candela (9 años) y Amaia (4).
La vivienda, que el parricida restauró hace un lustro, retrata a un inquilino de alto poder adquisitivo: 420 metros, tres habitaciones, dos baños, chimenea, calefacción por suelo radiante y vistas a las montaña entre otras virguerías. Fuera hay un agradable jardín de 600 metros, garaje y «piscina para niños», según él mismo destacó en el anuncio por palabras que publicó ofreciéndola en venta por medio millón de euros el 14 de julio. Dos semanas después (viernes, 31 de julio) asesinaría (presuntamente) a las niñas para las que hizo construir esa piscina, sus propias hijas: Candela (9 años) y Amaia (4).
Probablemente es el objeto decorativo de menor valor
económico de esta estupenda casa de Moraña (Pontevedra) pero con mucho peso
sentimental. Se trata de un pequeño lienzo al óleo, ubicado cerca de la entrada
y visible desde la isleta de la cocina, que retrata a Horatio, uno de los
bulldogs de David Oubel y el perro por el que más pecho sacaba este apasionado
del mundo canino y asesino (presunto) de sus dos hijas.
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